Un momento solamente. Un futuro que no llega...
Dos pequeñas sombras en mi almohada...
Saludo al protocolo de las olas,
una caricia de cabellos sin un rostro definido.
Un regreso tarareando, un sueño coludido,
un alivio inmiscuido y sin maldad.
Vuelvo al laberinto y, preparo mi mudanza.
Una nueva llamarada, una corva en las espaldas.
Una danza de maestros me encomienda y,
una ronda de sombreros velan pues la oscuridad.
Un estrecho abrazo, un despido y,
les convoco a regresar.
La música me viene en caracolas de una playa,
en una mecedora me prometo el desayuno,
y al mecerme, todo huele a ser mejor.
El día llega; se ha anunciado con un cuenco.
Dos voces tibiamente protectoras,
predicen el regreso a la rutina. Un jamás.
La historia no termina y el tiempo que no llega,
como olas en reversa, como un suspiro de agua,
como una tarde mordaz.
El viento me dirá algo en la tormenta...
"Que me extraña..., que vendría..."
Un beso sin piedad.
Una caricia de cabellos sin un rostro definido.
Un regreso tarareando, un sueño coludido,
un alivio inmiscuido y sin maldad.
Vuelvo al laberinto y, preparo mi mudanza.
Una nueva llamarada, una corva en las espaldas.
Una danza de maestros me encomienda y,
una ronda de sombreros velan pues la oscuridad.
Caracolas y cuencos
Autora Isis Bobadilla

Fotografía Joel Solórzano
